miércoles, 1 de julio de 2009

Importante pero no indispensable: Uno mejor que tú

1 Samuel 15: 28

“Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú”.

Cuando Dios te elige para una misión, es porque sabe que tienes las cualidades necesarias para afrontarlas, sin duda Dios ha depositado en ti muchas cualidades las cuales necesitas explotar en pro de la obra del Señor.

Lo malo es que muchos, al darse cuenta de las cualidades especiales que Dios ha depositado en ellos, comienzan a olvidarse de quien fue el que se las dio y comienzan a hacer lo que ellos creen “que es correcto”. Recuerda que no siempre lo que tú crees que es lo correcto, lo es para el Señor.

Ahora bien, llega un momento en la vida de Saúl de tremenda humillación, pues la Palabra de Dios dice claramente que antes de la caída, viene la altivez de espíritu. Saúl había desobedecido al Señor y no solo eso, le importaba más quedar bien con el pueblo que con Dios. Cuidado con querer quedar bien con las personas y olvidarte del Señor. Es mejor quedar bien con Dios, aunque todos te menosprecien.

Samuel enviado por Jehová viene a Saúl y le dice unas palabras que tocan el orgullo humano, ese orgullo que en Saúl había crecido en gran manera: “y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú”.

Amigo mío, tu eres importante para la obra de Dios, pero jamás te olvides de a quien le sirves, jamás permitas que tus lindas cualidades empañen tu visión y hagan que nazca en ti el orgullo de creer que no hay nadie mejor que tu. Tú eres importante para la obra de Dios, pero no indispensable.

No permitas que se te suban los humos a la cabeza y no te deje pensar correctamente, no permitas que el afán por ser reconocido delante de todos te lleve a desobedecer a Dios.

Si tu amas lo que haces para el Señor, síguelo haciendo con amor, jamás te creas que eres el mejor o que eres el único que puede hacer esto o aquello, recuerda que detrás de ti hay muchos que son mejores que tu, pues Dios no ve lo que nosotros vemos, sino que El ve el corazón humilde y sincero y ese corazón es mejor que cualquier corazón orgullo y lleno de vanagloria.

Seguramente hay alguien mejor que tú, pero ese privilegio Dios te lo ha dado a ti, así que ¡cuídalo!

Autor: Enrique Monterroza

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